La Contra-Revolución sí será Transmitida
“El Comandante” serie de televisión para la usurpación simbólica.
Fernando Buen Abad Domínguez
Rebelión/Universidad de la Filosofía
Todos los territorios simbólicos que dejemos vacíos serán ocupados por
las maquinarias de guerra ideológica burguesas. Sembrarán ahí sus ofensivas y
sus “interpretaciones” de la realidad entre anuncios publicitarios y trompadas a la “lógica” hasta deformar
integralmente la historia y terminar contándonos su insoportable moralina de la
mercancía. Nada está a salvo. Cuando se practique la autopsia del Capitalismo
escurrirán torrentes de odios putrefactos, incubados durante siglos contra el
proletariado.
Todo el odio burgués (con tufo a Miami) acumulado contra Hugo Chávez,
toma (ahora) forma de “tele-serie” para paliar la impotencia de quieres no
pudieron derrotarlo ni asesinándolo. Ponen en escena buena parte de las
perversiones incubadas en los cerebros de la farándula más reconocida por su
mediocridad, su analfabetismo cultural, su lógica pigmea y su revanchismo bobo.
En suma “más de lo mismo”. Creatividad
de mercenarios.
Todo el esfuerzo que realizan tanto la productora, los anunciantes y
las televisoras (acompañadas por prensa, Internet y redes sociales) es engendro
de un pecado de tontería originaria que desconoce la Historia y se auto-condena
a repetirla: cuanta más propaganda reaccionaria hagan contra Hugo Chávez más
ayudarán a consolidar su figura como un líder, socialista y revolucionario,
monumental en el siglo XXI. Abran sus apuestas.
Han gastado fortunas en inventar un “personaje” y una serie (mal
logrados); se han tomado el trabajo de anunciarlo con toda anticipación; han
hecho honores a su lógica publicitaria y han involucrado a sus jaurías de
anunciantes para cerrar el cuadro de lo que será uno de los fracasos
televisivos más estruendosos de la historia reciente, no sólo en materia de
“audiencia” sino en lo contra-producente que les resultará el discurso su propio
discurso de odio. Desde hoy ya
podemos avisar cómo se expresará su derrota: a) se auto-premiarán con todos los
galardones que uno pueda imaginar, b)
habrá entrevistas, lisonjas y besamanos de todos los tamaños y géneros c) habrá
vítores y habrá leyendas. Muestra clara, todo ello, del fracaso aquí
preanunciado.
Ellos necesitan supurar el odio que les quema las entrañas, necesitan
exteriorizar los elíxires perversos de su irá de clase y andan como locos a la
cacería de pretextos. Chávez les parece idóneo porque acarician la peregrina
idea de que muerto el comandante muere el Socialismo y la Revolución. Se
aferran a la estupidez de que la ausencia física de Chávez será convertida en debilidad
popular que a ellos les facilitará el negocio turbio de entregar Venezuela en
charola de plata televisiva. Incluso. Está claro que el odio los ciega.
Casi no vale la pena detenerse en repasar la suma de falsedades que la
“tele-serie” “El Comandante” acumula como producto de ignorancia y de la
venganza obcecada de sus autores y financistas. Casi no tiene sentido repetir
que escribir con tinta de odio desnuda la intencionalidad perversa de un plan
de propaganda disfrazado de tele-drama para embelezar a los propios y
fabricarse orgasmos revanchistas. Casi es innecesario acudir a un recuento de inexactitudes,
episodios falsos, diálogos forzados, ripios, tonterías y inoperancias de la
dramaturgia y de la historiografía que saltan a la vista en todos los capítulos
de esta serie fallida en todos sus renglones. Pero no se la debe banalizar ni
se la debe suponer más paupérrima de los que realmente es.
Este ejercicio de “calumnia” audiovisual o de usurpación simbólica ya
ha sido ensayado por muchos especialistas en guerra psicológica de todos los
continentes y todos los frentes oligarcas. Una veces y otras han errado en el
intento por una suma de razones que hacen ya antología de barbaridades
comunicacionales de coyuntura. Lo han intentado con películas, reportajes,
documentales, fotografías y “revistas del corazón”. Lo intentaron con Internet,
con Twitter, con Factbook y con cuanta cosa han tenido a mano y el fracaso se
les hizo costumbre por ignorar tozudamente el lugar excepcional del líder Hugo
Chávez en la lucha Revolucionaria y la lucha Socialista de los pueblos
encarnada en sus líderes. Más allá de Venezuela y del continente americano.
Pero la peor metedura de pata producida por esta serie televisiva es
que nos regala la oportunidad de revisar (y acaso corregir) auto-críticamente
nuestras debilidades en el campo de la disputa simbólica y del uso de las
herramientas de comunicación para salvaguardar los patrimonios revolucionarios
que las luchas han forjado. No se trata de rasgarse las vestiduras, se trata de
pasar a la ofensiva, de una vez por todas, en la Revolución de la Comunicación y
en la Guerrilla Semiótica que debemos desplegar por todos los medios.
Venezuela cuenta con los expedientes audiovisuales más originales,
extraordinarios y potentes que la Revolución ha producido en presencia y en
ausencia de Hugo Chávez. Cuenta con documentos históricos avalados por expertos
de todo tipo. Cuenta con escritores reconocidos en el mundo entero, por propios
y por extraños, cuenta con músicos fenomenales, con actores y actrices de
primer nivel. Cuenta con sonidistas, vestuaristas, editores, escenógrafos, maquillistas…
historiadores, sociólogos, filósofos y semiólogos. ¿Qué falta para no esperar a
que vengan a robarse otros el territorio simbólico que pertenece a la lucha
revolucionaria? Quien no tenga estos ingredientes producirá basura como es ya
costumbre de muchos medios oligarcas.
Por método y por disciplina de ciencia semiótica (estamos en plena
Guerra Mediática) habrá que dar seguimiento a todo lo que inventen para darle
oxigeno y artificios a “El Comandante” en las televisoras de las burguesías. Ya
se escuchan voces anhelantes de exhibir en sus terruños, los episodios de la
estulticia televisada. Ya hablan de “rating”
y de “marketing” quieren “prime time” y quieren “branding”. Avanzan hacia el abismo de su
desmemoria. Mientras tanto, en otro extremo de la realidad social, los pueblos
salen a las calles animados por la búsqueda histórica de su victoria definitiva
contra el capitalismo y en labios de no pocos se repite sin cesar la frase “¡Chávez
Vive!”
Estimado ¡filosofo!, usted lo que destila en sus palabras es un resentimiento social, usted debe estar muy bien (tiene medicinas, tiene comida y debe estar en un país que le ofrece seguridad personal), los venezolanos carecemos de todas esas cosas que son fundamentales para la vida. Admira A Hugo Chávez, por supuesto como toda persona que admira a un sistema anacrónico y decadente como es la ideología Marxista, debe admirar a un patibulario como al que usted hace referencia y por el cual siente admiración, personaje que llevo a Venezuela a ser un país miserable, así que considerando sus comentarios improcedentes le sugiero que no esté opinado de algo que desconoce, y reserve sus opiniones para su grupo de ineptos que siguen pensando en utopías defesadas en el siglo XXI.
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