Queremos que seas parte

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Prometeo

¿Qué queremos? ¿Qué proponemos?

¿Qué queremos? ¿Qué proponemos?
La crisis histórica de la humanidad se expresa en su crisis de dirección revolucionaria.

Hace muchos años incubo la idea de impulsar un proyecto universitario dedicado exclusivamente a la Filosofía, como aquí se la entiende. Tal idea nació en Nueva York mientras escribía mi primera tesis sobre Filosofía de la Imagen y como decía el Ché: “Si no existe la organización, las ideas, después del primer momento de impulso, van perdiendo verificación, van cayendo en la rutina, van cayendo en el conformismo y acaban por ser simplemente un recuerdo.”. Hoy las vueltas del tiempo me hicieron pergeñar la estructura de una “Universidad de la Filosofía” que, esta vez, naciera libre de aquellos requisitos, no pocas veces odiosos, que suelen plagar a la vida académica en Filosofía y que suelen oscilar por ejemplo (según mi experiencia) entre lo “ideológico” y lo burocrático (de ida y vuelta), con frecuencia, confundiéndose. Me pasó muchas veces y le pasó a muchos colegas: frenos por todas partes, exámenes rutinarios, prejuicios teóricos, papeleo inclemente, petulancias doctorales y decepción galopante. Mala paga. La demagogia “a la orden del día” alimentada con oportunismo, clientelismo y reformismo. Mucha palabrería, calidad científica mercenaria, poco diagnóstico sobre las urgencias individuales y sociales y poca praxis filosófica comprometida con la realidad. Algo hay que hacer para librar a la Filosofía de ese fardo alienante.

Hay sed de ideas en todo el mundo. La crisis del sistema dominante en lo económico, lo político, lo cultural y lo social taladra los rincones más íntimos de la existencia y los pueblos se preguntan con mayor urgencia qué alternativas concretas hay que construir -cuanto antes- en sus luchas magníficas para no fallecer sepultados bajo los escombros de un sistema, decrépito e injusto, que no sabe cómo resolver sus errores, no sabe cómo frenar la miseria y las hambrunas que ha desatado, no sabe cómo detener el daño a los ecosistemas ni sabe como esconder los muertos que produce por desnutrición, por enfermedad o por guerras obscenas (obscenas por guerras y obscenas por mercantiles). Hay sed de ideas (no inanición de ideas) y nosotros, es decir un grupo de colegas, nos hemos propuesto crear un vertedero, con lo que tengamos, con lo que consigamos, con lo que contemos... para intentar saciar, con herramientas filosóficas, lo que podamos en nuestras condiciones. Estás invitado.

Ponemos en píe la “Universidad de la Filosofía”. Tres características y políticas: 1. Es una Universidad dedicada exclusivamente a la Filosofía y todo lo que se nos ocurra creativa y críticamente –en colectivo y bajo consenso- que puede significar esto. 2. Es una Universidad en construcción permanente, portátil, virtual y presencial, a distancia y cercana, obligada a mantener rigor teórico-metodológico crítico, revolucionario y científico, en vinculación directa con la realidad de nuestros pueblos y sus mejores luchas emancipatorias. 3. Es una Universidad libre y mundial, sin “reconocimiento de validez oficial”, sin burocracia y sin sectarismo. Somos de los que pensamos que "No se Necesita Licencia para Pensar" y eso no implica negación dogmática del trabajo que muchas instituciones oficiales hacen a favor de la Filosofía, aunque si pensamos que no tiene por qué ser el único formato.

Proponemos otro camino. Ya que decidimos ser una Universidad que elude el tránsito por esas burocracias que (intoxicadas con dilaciones por corrupción, por proteccionismo o por persecución ideológica) acreditan o confieren permisos para pensar, producir y enseñar la Filosofía, ideamos nuestrosistema propio de “validación” basado en buscar y producir respuestas concretas a una de las mayores necesidades de la humanidad que padece a estas horas una crisis mundial de dirección revolucionaria. Con todas la significaciones que esto implica. Ese es al "alma mater" de la “Universidad de la Filosofía”.

Dr. Fernando Buen Abad Domínguez

Rector-Fundador

http://universidaddelafilosofia@gmail.com

Conferencia en CIESPAL

Conferencia en Ecuador

Hasta Siempre Comandante

El de la "Comunicación" es un problema de Seguridad Regional

¿Hacia una Cumbre de Presidentes en Comunicación?

viernes, 4 de marzo de 2016

Imagen encontrada en: http://blog.pucp.edu.pe/blog/apoyoacademico/2013/03/19/convocatoria-taller-apreciaci-n-y-cr-tica-cinematogr-fica-i/
¿Murió la Crítica Cinematográfica?
Ética y semiótica en pantalla.
Fernando Buen Abad Domínguez
Rebelión/Universidad de la Filosofía/FILM (Foro de la Imagen y sus Lenguajes Multidisciplinarios)

Para que la crítica cinematográfica no se trafique como anecdotario de gustos y caprichos, exhibidos con tono erudito y desparpajo de sabiondos y para que no sea catarsis impúdica de petulantes… se requiere método y auto-crítica. Cuanto más cerca de la ciencia[1] mejor. No es exagerado decir que una de las herramientas más poderosas que el Cine generó al lado de su despliegue semántico, estético, tecnológico e industrial es el campo fértil del filosofar crítico basado en películas. Herramienta poderosa no siempre usada para emancipar cabezas porque no todos los sedicentes “críticos” están a la altura de la crítica que se necesita. Veamos.
Si “críticos” se hacen llamar los que -para cobrar un salario- rinden pleitesía a la lógica del mercado fílmico; si para llamarse “crítico” ha de reducirse el trabajo a sólo hablar de los “logros en taquilla” las productoras y las distribuidoras monopólicas[2]; si para exhibirse como conocedor hay que recitar el santoral bibliográfico de las “academias” de moda… o si para llamarse “crítico” se ha de pontificar con esnobismo festivalero y pedantería de ignorantes… lo que realmente queda a la vista es la pobreza enorme -y realmente existente- de la ceguera funcional que reina. También la “crítica cinematográfica” fabricó sus mercados y sus mercaditos. Una regla no escrita parece indicar que cuanto más “masivo” es el medio más simplona es la crítica y ha proliferado la, por definición,  monstruosa manía de calificar películas con “estrellitas” en lugar de ideas. Y hay quien gana dinero por hacer eso.
Mientras tanto en la realidad los pueblos necesitan de un movimiento numeroso y vigoroso de críticos cinematográficos dispuestos a poner en su lugar el basurero fílmico con que se ha sobresaturado el imaginario colectivo. Es que ese imaginario es uno de los campos de batalla más codiciados por la burguesía. Ahí se disputa (entre mil cosas) la forma del conocimiento del mundo y sus procesos de nominación, incluidas las formas de la nominación al lado de las herramientas de producción de enunciados fílmicos. Ahí se diputan los imaginarios y las conductas que de ellos se derivan. Se disputan los modelos del goce estético, de los placeres y de la subjetividad expuesta a todo género de estímulos. Se disputan para someterlos y para convertirlos en negocio. Impunemente.
Bajo el disfraz de “entretenimiento”, legitimado y legalizado, el aparato ideológico de la industria cinematográfica ha desplegado su batalla alienante casi ni oposición y casi sin regulaciones gubernamentales. Eso no descarta el fardo burocrático parasitario. Con el territorio liberado, “la diversión” fílmica se adueñó de latifundios audiovisuales enormes (salas cinematográficas, centimetraje impreso, comentaristas de radio y T.V.) decorados con los anzuelos del negocio del “espectáculo” y santificados por una estética del nihilismo más a-critico dispuesta a tragarse cualquier película “chatarra” mientras sirva para complacer ilusiones y alucinaciones propias del individualismo burgués, su estética y su lógica consumista. El objetivo ideológico oligarca es que agradezcas que te exploten, que aplaudas cuando te humillan y que aceptes que ellos tienen la razón.     
Visto con perspectiva el “tsunami” audiovisual de cada semana, desatado desde la industria cinematográfica y sus monopolios, pone en evidencia una guerra asimétrica en la que no alcanzan las pocas buenas plumas (ni las buenas intenciones) que son capaces de poner orden, (es decir hacer crítica seria) suficientemente rica como para neutralizar los dispositivos alienantes administrados en cada film. (Violencia espuria, belicismo mercantil, padrotismo de soldaditos, policías, detectives y autoritarios adláteres, en una lógica autoritaria, racista sexista y clasista con banderas imperiales desplegadas).
No tenemos ni el 10% de los críticos cinematográficos que necesitamos. No tenemos a los críticos que luchen desde las bases. No tenemos los talleres, las escuelas ni los movimientos sociales suficientes empeñados en fundar núcleos de acción crítica en cada barrio. No tenemos la infraestructura ni tenemos la metodología social de base que se requiere para aspirar, en el plazo medio y largo, a dar una batalla semiótica emancipadora contra ese cine que nos aplasta el imaginario mientras nos roba millones dólares entre palomitas y refrescos.
Tampoco tenemos acceso al otro cine, al que se produce como se puede con lo que se tiene. Al cine que interpela la situación social, las condiciones inhumanas a que nos somete el capitalismo y el arsenal de municiones ideológicas con que nos humillan y acomplejan sistemáticamente. Sálvense todas las excepciones honrosas. No tenemos a la mano ni los medios ni los modos para ver ese cine que nos espeja con honestidad y que nos impulsa a mirar más allá de las apariencias fílmicas. No sabemos quiénes son, dónde están, cómo trabaja ni cómo viven los trabajadores del cine que no están contentos con el mundo que nos impone la burguesía. Y no lo sabemos, entre otras muchas razones, porque no contamos con ese movimiento internacionalista de críticos cinematográficos que podrían salvar a los imaginarios colectivos con ayuda de las herramientas científicas de una semiótica revolucionaria. Que tampoco está a la vista todavía.
Aquí podríamos decir que sólo cundo el capitalismo haya sido superado podremos transformar las superestructuras. Pero eso es relativamente incompleto sin un programa de lucha semiótico capaz de romper las falsas dicotomías entre la forma y el contenido, entre la ética y la estética, entre el trabajo manual y el intelectual. El debate capital-trabajo está vivo en los campos de batalla fílmicos -hacia adentro y hacia afuera- y no podremos hacerlo visible si nos sentamos a esperar a que pase ante nuestra puerta el cadáver de la industria cinematográfica dominante. Hay que darle una ayudada. Esa es, apenas, una parte de la tarea que la crítica cinematográfica emancipadora habrá de librar… otra es animarse a producir índices que marquen rumbos de lucha nuevos hacia un cine liberado del arsenal ideológico predominante, gracias a un método dialéctico afinado en la refriega metodológica diaria de mirar películas, sin concesiones, y de aportar herramientas de análisis en los que, de una vez por todas, la crítica cinematográfica deje de ser tarea de “iluminados” y sea acción social encarnada en el placer de hacer la revolución cinematográfica que la historia nos exige, también. ¿Lo veremos?      





[1][1] Elí de Gortari definió la ciencia como “la explicación objetiva y racional del universo”. Elí de Gortari, El método de las ciencias. Nociones elementales, 12a. ed., México, Editorial Grijalbo, 1996, p. 11. (Tratados y Manuales Grijalbo)

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13 factores (al menos) determinantes del escenario alienante actual:

1. Depredación salvaje de las condiciones laborales mundiales.

2. Recrudecimiento acelerado de las agresiones imperiales: saqueo, explotación degenerados.

3. Destrucción galopante de los ecosistemas, las tierras de cultivo, los cielos, los ríos y los mares…

4. Guerra Mediática y Terrorismo Mediático monopólicos.

5. Guerra simbólica de baja y alta intensidad para la sumisión y la enajenación.

6. Reino de la mediocridad, de la estética burguesa y sus mercancías ideológicas para la represión.

7. Recomposición militar del imperio: Bush, McCain sus siervos y “el destino manifiesto de la IV Flota”[1]

8. Reformismo desesperado y cinismo fascista como alimento de los peores fraudes.

9. Exacerbación del odio burgués contra la clase trabajadora.

10. Nazi-Fascismo inoculado en la educación y academicismos para la inmovilidad.

11. Barbarie, miseria y violencia demencial para contra los pueblos expulsados por el hambre.

12. Oscurantismo, superchería, creacionismo, irracionalismo, fanatismo, fundamentalismo…

13. Crisis alimentaria, Crisis educativa, Crisis de vivienda, Crisis sanitaria, Crisis migratoria.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=70469

Algunas Matemáticas del Hambre

Si tomamos en cuenta los precios internacionales de los alimentos para este mes que según la FAO son de USD 1.055 la tonelada de cambures, 4.144 la tonelada de carne bovina, 425 la de arroz, 1.692 el pescado, 2.062 el pollo y 345 el trigo. Si calculamos por ejemplo una dieta promedio de 150 gramos de cambur, 150 gramos de res, 200 de arroz, 100 de pescado, 200 de pollo y 200 de trigo, la alimentación de una persona por un día tendría un costo de USD 1,52 y asumiendo que la preparación de estos alimentos dupliquen el costo, estaríamos por el orden de los 3 dólares por persona al día, considerando la más ineficiente forma de distribución. Extrapolando, alimentar a 10 millones tendría un costo de 30 millones de dólares al día. Estos datos pueden ser consultados en http://www.fao.org/economic/est/statistical-data/est-cpd/en/.

La FAO ha declarado en emergencia dos regiones del sur de Somalia, casi 4 millones de personas requieren atención urgente, mas 10 millones podrían estarlo en las próximas semanas.

Por otro lado, leo en http://tinyurl.com/3vk8lfn que los estadounidenses han gastado solo en Libia 715 millones de dólares, sobra decir que en cosas para matar gente, unos 24 días de comida para 10 millones de personas, eso sin contar los más de 10.000.0000 millones que ha costado la guerra en en Afganistán. Cualquier cosa que diga de aquí en adelante será mi opinión. La cual no interesa en este momento.

Publicado por JeanPier en 10:15

http://camaradaraskolnikov.blogspot.com/


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