CNN ante la Revolución de la Comunicación
Fernando Buen
Abad Domínguez
“Vamos a la
Revolución Comunicacional en Medios, Redes, Calles y Paredes” N.M.
Edición 68 de
“Contacto con Maduro” 20 de noviembre del año 2016.
Mientras hay
gobiernos neoliberales que suspenden, de manera inconsulta y unilateral, las
“Leyes de Medios” más avanzadas; mientras hay gobiernos derechistas que
alientan la “auto-regulación” de los monopolios mediados. Mientras el proceso
de concentración mediática protagoniza sus luchas inter-burguesas atropellando
con monopolios la libertad de expresión de los pueblos… ocurren en las bases de
los pueblos fenómenos de trascendencia, cuantitativa y cualitativa, de primer
orden. Acudimos a un momento realmente apasionante de la lucha de clases
expresada, también, en los medios de comunicación. Hoy la situación nueva es
esta: Nicolás Maduro llama a una Revolución de la Comunicación.
Décadas -de
la lucha reciente- han dejado sobre la mesa de la Historia Latinoamericana una
experiencia magnífica -y renovada- a propósito de la soberanía de los pueblos
en materia de “medios de comunicación de masas”. Se trata de una experiencia
que no puede omitir el debate sobre la propiedad privada de las herramientas
para la producción. (Cámaras, micrófonos, televisoras, imprentas, teléfonos…)
tampoco se elude el uso de los mass media como armas de guerra ideológica
contra los pueblos. Pero la parte más difícil, la más huidiza acaso, radica en
la conquista de la unidad de los medios y los modos para comunicarnos, para
hacer visibles las luchas emancipadoras, impulsadas por el espíritu
revolucionario que recorre al mundo con brújula al Socialismo… debate y lucha
simplemente extraordinarios.
En su madurez
actual, tal convocatoria no tolera ya la idea de que alguien, de un modo u
otro, se beneficie individualmente con los recursos y riquezas que son de
todos, incluyendo el espacio aéreo, los satélites y la red radio-eléctrica, que
son recursos tan vitales como el agua, como la tierra, como las minas… En su
estado actual la convocatoria es el clamor colectivo más avanzado que se opone
a la dilapidación, al dispendio, a la irresponsabilidad y a la agresión
permanente que algunos usufructuarios del espacio radioeléctrico perpetran diariamente.
Una
convocatoria definitoria. De nada le sirve la “soberanía” por la soberanía
misma sin un programa Socialista para la transformación comunicacional nacido
desde las bases organizadas de los trabajadores, obreros y campesinos… En su
estado actual la convocatoria a una Revolución de la Comunicación rechaza todo
quietismo sobre las ideas y todo autoritarismo de las formas. La convocatoria a
una Revolución de la Comunicación desde sus raíces más hondas es magnífica pero
insuficiente sin un programa político de acción directa hacia la Comunicación
Revolucionaria para modificar radicalmente el paisaje de barbarie y miseria
actual, es decir programa para ganar las herramientas de producción
comunicativa bajo control de los trabajadores y las comunidades.
De nada
sirve, la convocatoria a una Revolución de la Comunicación sin un plan, (ideas,
acuerdos, metodología… praxis) impulsado, por ejemplo, desde el
“empoderamiento” del pueblo. Poder económico, poder de ideas, poder creativo…
poder Socialista. Desde 1910, con el estallido de la Revolución Mexicana,
apareció en Latinoamérica el proceso de “producción de sentido” revolucionario
que marcó, también, la historia toda del siglo XX. Una tras otra, las luchas
revolucionarias del continente probaron ser (además del “motor de la historia”)
el motor de la producción de sentido que expresa claramente la lucha de clases
con símbolos, también.
Es el caso de
las imágenes de Emiliano Zapata, Francisco Villa, las “adelitas”… la música, la
literatura, la fotografía, el cine… la propaganda, la prensa revolucionaria y,
en general, los procesos revolucionarios que maduraron al calor de la lucha de
clases y al calor de las fuerzas emancipadoras de cada frente y de cada proceso
histórico. La Revolución semiótica permanente.
Es ese el
aporte semiótico revolucionario de Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Chile,
Argentina, Brasil… que cambiaron el modo de entender el mundo y de expresarlo.
Es el aporte semántico que encontró diversidad de significantes con raíz
popular incuestionable. Es el “signo” que orienta la certeza social de que otro
mundo es posible y que esa posibilidad no es una entelequia sino una realidad
que tiene tiempo, lugar y signos concretos. Es el aporte de las luchas
revolucionarias que el aparato monopólico dominante ha invisibilizado y ha
deformado ante los ojos de los propios pueblos que, además, padecen el desfalco
semiótico de su Historia reciente bajo la metralla de las armas de guerra
ideológica del capitalismo.
Nicolás
Maduro llama a una Revolución de la Comunicación. ¿Por qué no? Latinoamericana…
mundial, universal. No podemos desestimarlo, es preciso integrarse con
delegados de base, con delegados de los movimientos sociales que en todo el
mundo construyen comunicación no alienante, comunicación para la libertad.
Organicemos una fuerza que se sume de inmediato desde el este de Los Ángeles
hasta la Patagonia; que convoque a los cientos de miles de comunicadores,
radios, televisoras, periódicos, sitios Web… trabajadores de la comunicación de
base que, de un modo u otro, desde sus organizaciones, acepten caminar con la
Revolución de la Comunicación. Esto no es nuevo, sólo es urgente. Si no
respondemos, los años próximos nos verán derrotados como nunca.
Están dadas
las condiciones el mundo ha despertado tal conciencia sobre el papel de los
medios, sus virtudes y sus amenazas, que ya una fuerza objetiva con que se
bañan diariamente las subjetividades más diversas. Esta es una hora buena,
están encendidas las máquinas de los corazones que alimentan las máquinas
filmadoras, radiofónicas, televisivas… No hay mucho que discutir. Ya hay
organizaciones que entienden lo qué debe hacerse a estas horas y entienden lo
que debemos construir para las horas venideras. No hay tiempo que perder.
Sumemonos cuanto antes, un congreso, encuentro, asamblea…. organizador (y en
movimiento) para acordar acciones directas de inmediato, caminando hombro con
hombro alumbrados con la lección Revolucionaria, que también en materia de
comunicación, propone Maduro.
Convoquemos
un congreso dinámico y creativo para la Revolución Socialista de la
Comunicación, convoquemos a las experiencias más convocantes, acordemos una
marcha de ideas y organizaciones unidas y en sintonía con los logros nacidos de
la Revolución, démonos la oportunidad de la hora y aprendamos todos, desde
abajo y para siempre, la dialéctica de la comunicación que los pueblos impulsan
en su ascenso revolucionario. Una Revolución de la Comunicación que recorra el
mundo. Una fuerza no uniforme que luche contra la alienación, contra el
secuestro mercachifle de los medios de Comunicación, contra los peligros
ideológicos, contra las formas de los anti-valores y las persecuciones de todo
tipo.
Organicemos
lo que ya existe, sin conformismo, arribismo, ni vedetismo… organicémonos desde
los que mejor se hace y movilicemos mil iniciativas nuevas, frescas… esta vez
sin protagonismos estériles, pongamos por estrella única esta Revolución y
regalémosle los mejores frutos de nuestras mejores definiciones, aprendizajes y
acciones en transición permanente. Vallamos rápido y directo, sin dejarnos
abrumar y derrotar por la palabrería ni los espejismos, vallamos de inmediato,
pensando bien y haciendo lo correcto. No es imposible. Discutamos sólo lo
necesario, lo que nos fortalezca unidos, y acordemos métodos para discutir las
diferencias fraternalmente, progresivamente, fértilmente. Total las urgencias
del presente son las prioridades del debate y de la lucha. Fijemos una agenda y
fijemos un calendario. Sin ponernos trampas, dilaciones ni desvíos.
Hagamos
nacer, desde abajo, un programa político de Comunicación que nos ayude a
orientarnos en la unidad organizada. Un programa Político de Comunicación que
sepa diagnosticar y pronosticar, que se ayude con lo mejor de la ciencia y los
mejores científicos militantes, que se ayude con los técnicos y que se ayude
desde las prácticas directas creadoras, día a día, de experiencias magníficas…
radios, televisoras, cinematográficas, editoriales… organicémonos como un brazo
en lucha, nacido del mismo cuerpo social revolucionario en desarrollo.
Organicémonos como una fuerza que, tarde o temprano, será una sola en todo el
mundo.
No impongamos
nuestras recetas, no dependamos de “las recetas”. Aprendamos de las lecciones
concretas de los pueblos, aprendamos, desde abajo, cómo se construye y se
organiza un pueblo… aprendamos de lo mejor y ofrezcamos lo mejor que tengamos.
No dictemos “verdades” de sabio o de burócrata… mejor ampliemos el diagnóstico,
el debate y el pronóstico. Ampliemos el diagnóstico, el debate, el pronóstico y
la lucha sobre la propiedad privada de las herramientas de trabajo
comunicacional, ampliemos el debate y la imaginación sobre la creación de los
lenguajes nuevos.
La Revolución
de la Comunicación debe radiografiar los huesos mismos de toda estructura de
comunicación, explorarlos críticamente, desde sus entrañas. Ya la anunció
Nicolás Maduro y es indispensable que empujemos entre todos, que hagamos
nuestra tal batalla, que ayudemos y nos ayudemos a aprender. Inventar o errar
al lado de todos los pueblos. Levantemos continentalmente la bandera de la
Revolución de la Comunicación que tiene un futuro magnífico, nadie puede
hacerse sordo, todos estamos obligados a levantar la voz.
¿De qué
manera hay que explicar lo importante que es la convocatoria de Nicolás Maduro
a una Revolución de la Comunicación armada con cuantos medios sea necesario
para liberar a la humanidad de todo aquello que la hace prisionera en los
límites de sus más elementales necesidades? Habrá que disponer de los mejores
logros tecnológicos y las mejores experiencias sociales para convertirnos en
militantes de la verdad, transformadores revolucionarios de la conciencia para
la creación de una sociedad sin clases, sin propiedad privada. Revolucionarios
de la Comunicación militantes en la ciencia, la educación, la tecnología… la
poesía, para activar todas las fuerzas sociales en la resolución de los
problemas de la vida práctica.
Ya podríamos
acordar, de inmediato, estar listos para avanzar en la organización de todo
nuestro caudal comunicacional revolucionario. Intervengamos internacionalista y
solidariamente, intervengamos política y científicamente, intervengamos como se
debe. Como una fuerza organizada desde y con los medios de comunicación para
“tomar el cielo por asalto”. Que el mundo sepa que se abre una nueva etapa de
lucha gigantesca y profunda que es de todos nosotros los que soñamos el triunfo
definitivo de la Revolución Permanente. ¿Podríamos apresurarnos?
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